De chapuzón en chapuzón
Sé que hay gente que prefiere la piscina a la playa y lo entiendo. La playa es mucho más exigente y molesta en algunos casos. El viento, la arena, los cambios en la marea, el exceso de gente, etc. De hecho, en ocasiones hasta nos puede dar un poco de pereza preparar todos los bártulos para ir a la playa con lo cómodo que es todo en la piscina. Pero es cuando sales del agua tras un chapuzón en el mar cuando te das cuenta de que no hay nada que se pueda comparar: por eso seguimos siendo devotos de la playa, pese al viento, la arena y demás.
Y hay otro elemento con el que no pueden competir las piscinas artificiales: el entorno natural. Solo hace falta conocer las playas de la Isla de Ons para darse cuenta de que pocos espectáculos se pueden igualar a un baño en una playa virgen. Y en la isla de Ons tenemos cinco: así que hay donde elegir. A pesar de su pequeño tamaño, no olvidemos que tiene una longitud de apenas seis kilómetros, Ons cuenta con cinco interesantes arenales, todos ellos al este de la isla.
Pasando el mirador de Fedorentos, en la punta Coliño, al extremo sur de la isla desde donde podemos divisar la cercana y diminuta isla de Onza, llegamos a la playa do Pereiro. Se ubica cerca del campamento juvenil siendo una cala de arena fina y blanca de pequeño tamaño con un acceso de cierta exigencia, sobre todo si vamos con niños. Pero ofrece tranquilidad y privacidad.
Un poco más al norte se llega a la playa de Canexol. Aquí volvemos a encontrar esa arena blanca y fina tan llamativa de estas islas que enamora al visitante. Si seguimos ruta hacia el norte alcanzamos Aréa dos Cans, la más concurrida de Ons por estar justo delante de la aldea de O Curro, al sur del terminal del ferry que lleva a la isla: otra maravilla. Das Dornas se ubica al otro lado del terminal del ferry, más pequeño y menos concurrida. Y finalmente Melide Beach, la joya de Ons, nudista y con bandera azul.