El jardín de mis sueños
Siempre quise vivir en una casa con jardín, apartado de la civilización. Recuerdo que cuando todos mis amigos fantaseaban con irse a vivir fuera de casa se imaginaban un piso de estudiantes con muchas habitaciones y mucha fiesta. Aquello no tenía mala pinta, de acuerdo, pero yo les respondía que prefería una casa en las afueras con un buen jardín y tal vez una piscina. Y todo el mundo, claro está, se reía de mí, no era para menos… Ese tipo de viviendas no las regalan, precisamente…
De todas lo que yo quería no era vivir en una zona de lujo ni especialmente turística. Nada de eso, lo que yo buscaba era un espacio rural, apartado, poco transitado en la que relajarme lejos del mundanal ruido, como se suele decir. Seguro que me faltaría dinero para vivir en La Finca de Madrid donde tienen casa Cristiano Ronaldo o Diego Simeone, pero no para hacerlo en un terreno a las afueras de un pueblo perdido en la mitad de Castilla.
Ya he empezado a diseñar mentalmente mi jardincito. Una espacio como cenador, en el lado norte, bien fresquito para las noches veraniegas, con pergola cubierta, una buena mesa de madera, una barbacoa. Al otro lado, la piscina. Y no vale cualquier piscina, necesito algo especial.
He estado mirando revistas especializas en diseño de piscinas, una cosa de locos. Cuando veía el precio que podía costar el diseño de alguna que me gustaba, mi cerebro se olvidaba de la cifra y se concentraba solo en las fotos. ¿Por qué no un puente de madera cruzando de un lado a otro la piscina? Y, por supuesto, un trampolín.
¿Y cómo será el interior de la casa? Dos alturas y una buhardilla estaría bien, además de un sótano, como el de las películas, en el que cuelgue una bombilla bamboleante con la que chocar cuando sospechas que alguien (o algo) se esconde allí en una noche de tormenta.
He estado mirando dónde está el metro cuadrado más barato de España para ver si tengo metros cuadrados suficientes, al menos, para colocar la pergola cubierta y cavar un agujero para la futura piscina. Y ya veremos lo que pasa después…