¿Qué ver en Lavacolla, parada obligada en el Camino Francés?
Roncesvalles, Molinaseca, Santo Domingo de la Calzada y otros pueblos pintorescos salpican el itinerario del Camino Francés, siendo ampliamente conocidos por los peregrinos. Sin embargo, otros enclaves en esta ruta jacobea también albergan lugares de interés, aunque su fama sea menor. Los viajeros que desembarcan en el Aeropuerto de Santiago-Rosalía de Castro buscan un Lavacolla parking, para después sorprenderse de la importancia de este núcleo en el Camino de Santiago.
Una primera pista se encuentra en el Codex Calixtinus, manuscrito donde se informa sobre los «ríos buenos y malos en el Camino», señalando que «entre los ríos de agua dulce y sana para beber está Labacolla». Se alude a un arroyo del río Sionlla al que, en efecto, los peregrinos han acudido históricamente para «lavarse no sólo sus partes sino la suciedad de todo el cuerpo» antes de presentar sus respetos al Apostol.
Por tanto, queda claro que Lavacolla es mucho más que la zona de aparcamientos más cercana al aeropuerto de la capital gallega. La tradición jacobea de este pueblo se advierte también en su arquitectura. Pese a estar habitado por menos de doscientas personas, la localidad cuenta con un templo cristiano de estilo clasicista: la Iglesia de San Pelayo de Sabugueira, que en opinión de muchos es el mayor reclamo turístico de Lavacolla.
Levantada a mediados del siglo diecinueve, esta iglesia destaca por su tragaluz semicircular y la presencia de un cementerio anexo, formado por agrupaciones de nichos y algún que otro panteón de modesta factura. Sin lugar a dudas, lo más llama la atención del visitante es un crucero cercano; representa a un cristo sedente, y es similar a otros que pueblan la geografía de Galicia.
A menos de un kilómetro de distancia, los viajeros tienen la oportunidad de hospedarse en el Pazo de San Xordo. Este edificio es un buen exponente de la arquitectura señorial.