La crisis de los 40
Responsabilidad, falta de tiempo, kilos de más y pérdida de pelo. Cumplir 40 años no deja de ser otro año más, pero el aspecto psicológico es muy importante. Un 4 no es un 3, significa mucho: ¿la curva descendente? Aunque llevaba tiempo preparándome para la posible crisis de los 40, no la pude evitar y empecé a sentir cierto vértigo ante el futuro. Pero decidí ponerme manos a la obra para no hundirme más de lo necesario.
Un aspecto que quería priorizar era la cuestión física. Por diferentes motivos, en los últimos años me había dejado un poco ir, a pesar de que siempre he sido una persona bastante deportista. Pero con dos hijos pequeños el tiempo se reduce muchísimo. Mirándome en el espejo no me sentía del todo bien y pensé en diferentes alternativas. Tengo un amigo que trabaja en una clínica estética y fue él el que primero me habló de la liposucción abdominal para hombres.
Debo admitir que lo primero que sentí fue rechazo: ¿yo hacerme una liposucción? Piensas que esa clase de cosas es solo para mujeres. Pero mi amigo me ofreció otro punto de vista: cada vez más hombres acuden a los centros de estética y cada vez más se someten a tratamientos especializados. De hecho, la industria estética está muy volcada con los hombres porque han entendido que es un ámbito que sólo puede crecer.
¿Realmente necesitaba una liposucción abdominal? Con 40 años recién cumplidos en un principio consideré que tendría tiempo para hacerlo más adelante. Pero, a pesar de todo, y por compromiso con mi amigo, me acerqué a la clínica para una primera reunión informativa. Y me convencieron. Me di cuenta que para superar este momento de bajón necesitaba un impulso, una ayuda externa, algo que me pusiera otra vez en el camino correcto.
Perdí por completo la vergüenza y me sometí al tratamiento sin dudarlo. Tres meses después volví a mirarme al espejo y sentí que estaba preparado para abordar esta nueva etapa de mi vida. Porque con 40 años muchas cosas cambian, para qué negarlo. Pero hay una cosa que no tiene que cambiar si ponemos de nuestra parte: afrontar la vida con entusiasmo.