Leches alternativas para niños pequeños
Vivimos una época en la que la leche de vaca se ha convertido en un proscrito o, como leí hace poco en un blog, en el ‘quinto jinete del Apocalipsis’. Pero hay que diferenciar muy bien las necesidades nutricionales de los adultos y de los niños. Los adultos pueden prescindir de la leche de vaca y sustituirla por otro tipo de bebidas que aporten las sustancias esenciales (especialmente el calcio) que aportaría la leche de vaca: leche de arroz en polvo, leche de soja, bebidas de almendras, avellanas, etc. Con los niños es diferente.
El calcio es un elemento fundamental en el crecimiento de los niños. En los primeros meses de vida, la leche (ya sea a través de la lactancia materna como a través de las variedades comerciales de fórmula) se convierte en el único alimento. Hasta los cinco o seis meses puede (y debe) ser el único alimento del bebé. Más adelante se comienza la denominada alimentación complementaria que consiste, en un principio, en la introducción de vegetales y cereales.
En algunas ocasiones, determinados niños no reaccionan bien con la leche de vaca y hay que encontrar leches alternativas. En este sentido, los pediatras son los únicos que deben trazar un camino para la alimentación del niño con intolerancia o alergia. ¿Pueden los niños tomar leche de soja, leche de arroz en polvo y otras bebidas vegetales? En general sí, pero no debe sustituir a la leche de origen animal. Y volvemos al principio: el calcio tiene la culpa.
Las bebidas vegetales son una fuente interesante de nutrientes, pero los niños pequeños tienen unas necesidades muy concretas para su crecimiento y su alimentación no debe basarse en exclusiva en alimentos vegetales. Aunque estamos en una época en la que todo lo relacionado con la alimentación se transforma en una cuestión bastante sensible, la solución siempre está en consultar con profesionales.
Algunas personas veganas dudan de cuando pueden sus niños comenzar a seguir esta práctica. El veganismo tiene muchas virtudes pero hay que tener cuidado en aplicarlo a los niños, como venimos diciendo. Las prisas no son buenas, tampoco con la alimentación de los más pequeños.