Leche sin lactosa que sabe a leche
Muchos consumidores con intolerancia a la lactosa se quejan del sabor que tiene la leche destinada a ellos. Dicen que tiene un gusto excesivamente dulzón y que eso altera incluso el gusto de los cafés. Y no les falta razón, la leche sin lactosa es leche a la que se ha añadido lactasa, que es la enzima que se ocupa de romper el azúcar que el intolerante no puede digerir y transformarlo en otros azúcares más fácilmente digeribles. Pero es cierto que este proceso hace que la leche se vuelva más dulce y esto no es del gusto de todo el mundo.
Si a esto añadimos que algunas marcas ofrecen leche de dudosa calidad, al alterar su sabor con la lactasa nos encontramos con un producto que deja mucho que desear y que hace que muchos intolerantes acaben pasándose a las bebidas vegetales. Pero en ellas, no van a encontrar algunas ventajas de la leche, como su aporte de calcio. Por eso, antes de cambiarse a una bebida vegetal, ¿por qué no probar con la leche semidesnatada BIO sin lactosa?
Esta bebida tiene dos ventajas muy importantes. Por un lado, al ser semidesnatada es una bebida equilibrada y con poca grasa y calorías. Por otro, al ser BIO, nos encontramos con una bebida que procede de vacas que han tomado pasto como principal fuente de alimentación y con las que, además, se han cumplido rígidas normas de bienestar animal. Esto garantiza que las vacas tienen una buena calidad de vida y son tratadas con respeto, sin estar sometidas a una sobreexplotación, pero además también nos da las garantías de que la leche que producen tendrá un sabor y unas características nutricionales equivalentes a las de la leche de toda la vida.
Con todos estos cuidados, el sabor de la leche está más que garantizado y prácticamente no se altera por la adicción de la lactasa. Así, el intolerante puede por fin disfrutar de un vaso de leche con un sabor auténtico y con todo lo bueno de esta bebida de origen animal, pero con nada o casi nada de lactosa. Porque hay que tener en cuenta que aunque la lactasa elimina prácticamente la totalidad de este azúcar, siempre queda una cantidad residual que puede no ser tolerada por aquellos que tienen un grado muy alto de intolerancia a la lactosa, aunque son casos bastante excepcionales.